CINE

 SIN NOVEDAD EN EL FRENTE (1930)
Parece que los nuevos estrenos cinematográficos rinden su homenaje a los pioneros del cine en The artist, o en La invención de Hugo, de Martin Scorsese. Desde aquí recomendamos la versión que Lewis Milestone hizo en 1930 del clásico de Remarque.  
La película nos muestra la historia de un grupo de muchachos alemanes que, alentados e impulsados por un profesor y llenos de entusiasmo patriótico, se alistan en el ejército para combatir por su país en la Primera Guerra Mundial. Tras la ilusión inicial, Paul y sus compañeros se encuentran con la crudeza de la vida en el ejército, el miedo,el hambre, la suciedad, la miseria de las trincheras, ... Después de todas estas experiencias nada vuelve a ser lo que era para ninguno de ellos, tampoco en el lugar del que salieron, ni en Europa.

Se trata de una joya del cine. En el diseño de producción se utilizó a veteranos de la Primera Guerra Mundial alemanes como asesores y el realismo en la recreación de las trincheras obligó a intervenir a las autoridades sanitarias. 
El hecho de no usar grandes estrellas como protagonistas le da un aire coral a la historia, en la guerra no hay protagonistas.
Ha sido una película homenajeada por Spielberg en Salvar al Soldado Ryan y en su último estreno, War Horse, así como por el gran maestro Kubrick en la escena final de Senderos de Gloria.

La gran ilusión (Jean Renoir, 1937)
En los tiempos de los Frentes Populares, Jean Renoir estrenó esta película, un clásico ya, interpretada de maneras muy diversas: como un canto a la paz y a la fraternidad entre los pueblos (los soldados alemanes, aquí en el papel de carceleros, son amables y bondadosos), las razas (aunque también se advierte algún rasgo de antisemitismo, al final el judío es uno de los triunfadores) y hasta de las clases sociales. Pero también hay una simpatía y confraternización entre los dos aristócratas, el francés y el alemán, que parecen en franca decadencia frente a las clases emergentes, el obrero y el burgués (judío), ya que terminan consiguiendo la libertad, e incluso el prmero el amor de una mujer alemana. ¿Era una gran ilusión el sueño del fin de todas las guerras? Desde luego, en 1937 negros nubarrones presagiaban que aquellos aristócratas generosos y dispuestos al sacrificio no se habían quedado quietos esperando en un rincón, sino que muchos de ellos se habían aliado con los amenazantes fascistas.

 

Capitán Conan 
En 1996 Bertrand Tavernier dirigió Capitán Conan, película cuyo guión seguía de forma bastante fiel la novela de Roger Vercel. El bretón Conan (interpretado por Philippe Torreton), dedicado al pequeño comercio en la vida civil (concretamente a la mercería), encontró en la guerra su verdadera vocación; se convirtió en un guerrero, al frente de un grupo franco, una cincuentena de hombres escogidos entre lo peor, pero capaces de atacar y provocar el miedo en el enmigo. Ambientada en el frente oriental, las tropas francesas se enfrentan a los búlgaros en Macedonia. Asistimos a los últimos días de la guerra y contemplamos la difícil adaptación a la vida en paz (bueno, como diría el comandante del batallón, no es lo mismo la paz que el armisticio) de unos soldados acostumbrados a la "dulce libertad de la vida en las trincheras" que ahora deben respetar las ordenanzas y a la población civil, primero en Rumania y luego en Bulgaria. Tres oficiales entrecruzan sus respectivas visiones y sus principios: el teniente Norbert, licenciado en Letras, amigo y admirador de Conan, debe ocuparse de impartir justicia a héroes culpables de pequeños y grandes delitos; el teniente De Scève, militar de carrera, de origen aristocrático, celoso del espíritu de casta y guardián de los principios patrióticos; y el guerrero Conan, indisciplinado, aguerrido, uno de los tres mil hombres que han ganado la guerra. 
En lugar de la esperada desmovilización, estos soldados franceses deben acudir a orillas del mar negro a combatir con los bolcheviques, en teoría para defender las posiciones ganadas por los aliados rumanos.
Al final, Norbert visita a Conan, años después, en el pueblo al que se ha retirado y encuentra a un hombre a punto de morir, destruido, que no ha podido resistir el retorno a la vida cotidiana... 

SENDEROS DE GLORIA (1957) 
             Senderos de Gloria es el segundo de los grandes trabajos de Stanley Kubrick, un joven fotógrafo de la revista Look que acababa de estrenarse brillantemente como director de cine. Llegaba después de esa pequeña obra maestra del cine negro que es Atraco Perfecto, buen ejemplo de la meticulosidad y la capacidad de innovación de Kubrick, que reconstruye un atraco como las piezas de un puzle en el que hay tensión, ritmo y una excelente fotografía
 ( este trabajo le sirvió a Quentin Tarantino como referencia para su primera obra, Reservoir Dogs).
Stanley Kubrick durante el rodaje en Alemania
            La película parte de una obra literaria, Senderos de Gloria de Humphrey Cobb, guionista y novelista alistado en el ejército canadiense que combatió en Europa tres años.Fue allí donde escuchó por primera vez las historias de fusilamientos de tropas francesas por sus propios compatriotas. Una vez acabada la contienda, Cobb investigó la veracidad de aquellos comentarios durante casi veinte años, para finalmente plasmarlas en esta novela, prohibida por el franquismo, como también lo fue la película. Humphrey Cobb se inspiró en un poeta romántico ingles para titular su novela Paths of glory:


El alarde de la heráldica, la pompa del poder
y todo el esplendor, toda la abundancia que da,
espera igual que lo hace la hora inevitable.
Los senderos de la gloria no conducen sino a la tumba".



            Interesante película que demuestra la realidad de la Primera Guerra Mundial en muchos sentidos, por ejemplo en la autoridad brutal y excesiva que se ejercía y se ejerce en el ejército, sea de cualquier país o época. El hecho de que esté rodada en blanco y negro nos hace verla como si hubiese sido rodada hace muchos años y no en la década de los 60. Con unos actores excepcionales, es la película idónea para todo fan de la WWI.

                     Javier López 4º ESO B

             Inolvidable película. Imposible olvidar el travelling en las trincheras  del Coronel Dax, la imponente escena de la ejecución y esa emocionante escena final en la taberna, donde todos los soldados tararean una canción popular alemana, El fiel húsar , plena de significados. A veces el enemigo no está enfrente, sino en la propia trinchera.