domingo, 25 de marzo de 2012

Caligrama de guerra

El poeta Guillaume Appollinaire, que combatió y fue herido en la Gran Guerra, es el creador de los caligramas, una experimentación formal en la que se  representa la imagen del discurso dibujándola con palabras. 
De su libro Poèmes de la paix et de la guerre (1913-1916) extraemos esta composición que se hará célebre entre los poetas vanguardistas 

jueves, 22 de marzo de 2012

Capitán Conan, la novela de Roger Vercel galardonada con el Premio Goncourt en los años treinta, nos ofrece una desencantada visión de la guerra y la posguerra, enlazando el primer conflicto mundial con la guerra civil rusa. Bertrand Tavernier realizó una buena versión cinematográfica... Ir a Conan

lunes, 12 de marzo de 2012

MUSICOS FRANCESES EN EL FRENTE

Iniciamos una serie de entradas sobre el papel desempeñado por algunos músicos durante la Gran Guerra.
A Maurice Ravel su estatura le impidió estar como soldado en primera línea de combate, pero no le impidió estar en Verdún, ni componer algunas páginas conmovedoras de la historia de la música, como Dafnis y Cloe, el Bolero, la Pavana para una infanta difunta, La Valse o este Tombeau de Couperin.




domingo, 11 de marzo de 2012

August Stramm

Como pasa siempre, una cosa lleva a la otra y, así, en el blog ya mencionado de Patricio Pron, encontramos este poema del escritor expresionista alemán August Stramm: 

PATROUILLE
Die Steine feinden
Fenster grinst Verrat
Äste würgen
Berge Sträucher blättern raschlig
Gellen
Tod.

PATRULLA
Las piedras, enemigas
La ventana sonríe traición
Las ramas estrangulan
Las hojas de montañas de arbustos se sacuden con un susurro
Retumbar
Muerte.
Tropfblut (1919)  Traducción de Patricio Pron


August Stramm
August Stramm (1874-1915), fue escritor, poeta y dramaturgo. Sirvió en el ejército alemán durante la Primera Guerra Mundial.
Trabajó en el Ministerio de Correos y cumplió un año de servicio obligatorio en el ejército alemán entre 1896-1897. Después viajó a los Estados Unidos varias veces durante los años siguientes, antes de establecerse en Berlín.
Stramm era reservista del ejército alemán y había alcanzado el rango de capitán, el más alto disponible para los civiles. Fue llamado a servicio activo cuando la guerra estalló en agosto de 1914. En enero de 1915 fue galardonado con la Cruz de Hierro (segunda clase) por su servicio en Francia. Más tarde fue enviado al Frente Oriental donde  encontró la muerte en Horodec, cerca de Kobryn (actual Bielorrusia). Su obra Tropfblut, publicada en 1919, recoge sus poemas escritos durante la guerra.

Un poema de Siegfried Loraine Sassoon

© Imperial War Museum
 Siegfried Sassoon (1886-1967), escritor y poeta británico,  es recordado por los tres volúmenes de su autobiografía, pero, principalmente, por una razón parcialmente ajena a la literatura: su manifiesto rechazo a la Primera Guerra Mundial, en la que se había alistado de forma voluntaria pero a la que se negó a regresar tras un período de permiso, escribiendo una carta a sus superiores que llegó a ser leída en el Parlamento (lo que, por otra parte, no le sirvió para esquivar las trincheras). Su participación en el frente cambiaría completamente su percepción poética y durante años predominarían como temas esenciales el horror y el odio generados por la guerra. También él adoptó una actitud romántica en los primeros momentos para ir poco a poco cediendo ante la desilusión y el desaliento. Su principal preocupación sería la del soldado anónimo que sirve de carne de cañón para defender unos intereses que desconoce y con los que no suele comulgar.  Sassoon contó la terrible realidad de las trincheras en poemarios que, como Contraataque, le permitieron participar de la brillante promoción de los "war poets", a la que también pertenecieron Robert Graves y Wilfred Owen. Es el primer cronista del absurdo y el horror del frente, abandonando muy pronto el tono triunfalista y romántico de algunos de sus compañeros. No existen para él actos heroicos en la trinchera, sólo el frío, la crueldad y la impotencia.
(Información parcialmente extraída del magnífico blog de Patricio Pron)

SUICIDE IN THE TRENCHES

I knew a simple soldier boy
Who grinned at life in empty joy,
Slept soundly through the lonesome dark,
And whistled early with the lark.

In winter trenches, cowed and glum,
With crumps and lice and lack of rum,
He put a bullet through his brain.
No one spoke of him again.

You smug-faced crowds with kindling eye
Who cheer when soldier lads march by,
Sneak home and pray you'll never know
The hell where youth and laughter go.

SUICIDIO EN LAS TRINCHERAS

Conocí a un soldado raso
que sonreía a la vida con alegría hueca,
dormía profundamente en la oscuridad solitaria
y silbaba temprano con la alondra.
En trincheras invernales, intimidado y triste,
con bombas y piojos y ron ausente,
se metió una bala en la sien.
Nadie volvió a hablar de él.
Vosotros, masas ceñudas de ojos incendiados
que vitoreáis cuando desfilan los soldados,
id a casa y rezad para no saber jamás
el infIerno al que la juventud y la risa van.

Contraataque (1918) Traducción de Eva Gallud Jurado. Salamanca: El Desvelo 2011

William March. Compañía K

William March 1918
William March, el nombre con el que se conoce en el mundo literario a William Edward Campbell (1893-1954), es un escritor estadounidense distinguido por los críticos como «uno de los genios no reconocidos de nuestro tiempo». Nacido en Mobile (Alabama) en el seno de una familia humilde, no pudo terminar el bachillerato hasta que consiguió pagárselo de su propio bolsillo, lo que posteriormente le permitió estudiar Derecho. En 1917, como tantos otros estadounidenses, William March se alistó voluntariamente en los Marines para combatir en la primera guerra mundial. De aquella experiencia brutal y absurda surgiría Compañía K, que terminó de escribir en 1933: una colección de 113 estampas —tituladas con los nombres y apellidos de cada uno de los soldados que formaban la unidad— en la que nos ofrece una visión de la guerra sumamente realista y humana; un retrato de la estupidez y la violencia a la que se ven obligados los hombres cuando son llevados a los límites de su cordura.
«Este libro tiene la fuerza de una rebelión popular, de una protesta lanzada por gargantas anónimas. Es el único libro que he leído sobre la guerra que ha encontrado una nueva forma de integrar la protesta. Una prosa desnuda, transparente.»  Graham Greene  

Compañía K, de William March, acaba de ser publicado en España por la editorial Libros del silencio en la traducción de Bianca Southwood.


                   

Blaise Cendrars

El autor, retratado por su amigo Modigliani en 1917
Frédéric Louis Sauser, Blaise Cendrars fue su nom de plume, nacido en Suiza en 1887 y muerto en París en 1961, fue poeta, soldado, marinero, director y guionista de cine, apicultor, periodista, buzo, novelista, vagabundo, contrabandista -amigo de aristócratas y gitanos, y de gitanos aristocráticos-, y un sinfín de oficios y aficiones a los que le llevó un espíritu inquieto y una azarosa vida aventurera, como queda bien patente en El hombre fulminado (1945), primer volumen de sus memorias, al que seguirían otros tres. La narración -siempre en un tono entre irónico y fanfarrón-, comienza en el frente de batalla de Roye, donde se encontraba Cendrars combatiendo en la Legión Extranjera para dar un salto después a los ambientes portuarios de Marsella, y acabar sumergiéndose en el corazón de la vida de los gitanos de París, todo ello lleno de constantes referencias a viajes y aventuras increíbles, cuyo espíritu y ritmo narrativo, casi cinematográfico, reflejan perfectamente estas palabras suyas: «Partir. Emprender el viaje. Correr de cara a la muerte por la gran ruta, de París al corazón de la soledad, al otro lado del mundo... siempre adelante...» (Editorial Valdemar)
En el segundo libro de esta tetralogía, La mano cortada (1946), narra su experiencia en la guerra de trincheras entre 1914 y septiembre de 1915, cuando al perder parte de su brazo en una acción de guerra es licenciado. En su evocación de este hecho escribe: “Legión o no Legión, me he comprometido y como muchas veces en mi vida, estaba listo para ir hasta el fondo de mis actos. Pero no sabía que la Legión me haría beber de ese cáliz hasta los excrementos para conquistar mi libertad como hombre. Ser. Ser un hombre y descubrir la soledad” (La mano cortada).
Durante la guerra escribe un desgarrador y amargo poema que titula “Yo he matado”, que describe la trágica situación que se da en una lucha cuerpo a cuerpo con las bayonetas como armas:
Ilustración de F.Léger para J'ai tué
"Mil millones de individuos me dedicaron toda su actividad de un día, su fuerza, su talento, su ciencia, su inteligencia, sus costumbres, sus sentimientos, su corazón. Y he aquí que hoy, tengo el cuchillo en la mano. El Eustache de Bonnot. "¡Viva la humanidad!" Palpo una fría verdad que se suma a una hoja cortante. Tengo razón. Mi joven pasado deportivo tiene que bastar. Aquí estoy con los nervios tensos, los músculos estirados, dispuesto a saltar en la realidad. He desafiado al torpedo, al cañón, a las minas, al fuego, al gas, a las ametralladores, a toda la maquinaria anónima, demoníaca, sistemática, ciega. Voy a desafiar al hombre, mi semejante. Un mono. Ojo por ojo, diente por diente. Ahora será entre nosotros dos. A puñetazos, a cuchilladas. Sin piedad, salto encima de mi antagonista. Le doy un golpe terrible. La cabeza está casi separada. He matado al Boche. He sido más listo y más rápido que él. Más directo. He dado primero. Tengo sentido de la realidad, yo, poeta. He actuado. He matado. Como el que desea vivir."
Blaise Cendrars, J´ai tué, 1918; con ilustraciones de Fernand Léger

Apollinaire


Guillaume APOLLINAIRE,(1880-1918).
En la imagen, el poeta  gravemente herido en 1916 por un obús de la Primera Guerra Mundial. Moriría dos años víctima de la llamada gripe española cuyos estragos se unieron a los causados por la guerra en la población europea.
Apollinaire considera la guerra una fuente de inspiración; un espectáculo que le intimida poco y le deprime menos. Sus composiciones de esta época están reunidos en Caligramas, de 1918.

viernes, 9 de marzo de 2012

Ernst Glaeser: Los que teníamos doce años
Una obra publicada en 1929 que trata el "retrofrente", el ambiente que se vivió en una pequeña ciudad alemana en los momentos previos y al estallar la guerra.

John dos Passos: Tres soldados
La experiencia de Dos Passos, escritor norteamericano, como conductor de ambulancias en la I Guerra Mundial, le sirvió para escribir esta novela fuertemente antimilitarista.

lunes, 5 de marzo de 2012

Un hijo en el frente, Edith Wharton (Tusquets ed.; Barcelona 1998
La autora.- Edith Wharton nació en Nueva York en 1862 en una familia de clase alta, por lo que recibió una esmerada educación, viajando desde muy niña a Europa. Su primera novela, El valle de la decisión, se publicó en 1902 y de 1903 es Santuario; en 1905 apareció su primera gran novela, La casa de la alegría.
En 1907 se estableció definitivamente en Francia, donde se convirtió en discípula y amiga de Henry James; y, a partir de 1910, fijó su lugar de residencia en París, en el 53 de la rue de Varennes, en el Distrito VII, un barrio tranquilo y lujoso. Su obra más conocida es La edad de la inocencia, de 1920, por la que obtendría en 1921 el Premio Pulitzer. En 1923 publicó una novela también relacionada con la Gran Guerra, Un hijo en el frente.
Falleció en 1937, cerca de París.

La obra.- En el verano de 1914, ajeno a la guerra que se fragua en Europa, el célebre pintor estadounidense John Campton, divorciado de la ambiciosa Julia, aguarda ansioso en París la llegada de su único hijo, George, para realizar juntos un viaje. John espera de este modo acercarse a su hijo, quien vive en Estados Unidos con Julia y su actual marido, un rico banquero. Pero dos inesperadas circunstancias truncarán no sólo el tan deseado viaje, sino también la vida de todos ellos : George, que había nacido casualmente en Francia, llega a París en el momento en que reclutan a los jóvenes de su generación para luchar en la primera guerra mundial. Ante el horror de sus padres, que remueven cielo y tierra tratando de evitar su alistamiento, George decide ir al frente. Los unos en la retaguardia, el otro en primera línea de fuego, vivirán en carne propia los atroces efectos de la guerra, que suelen causar insospechadas heridas a veces mucho más hondas y duraderas que las ya bien conocidas.


Ashenden o el agente secreto,
por W. Somerset Maugham
(Ed. DEBOLSILLO; Barcelona, 2010)


Ashenden o el agente secreto: Esta obra de Somerset Maugham, basada en su propia experiencia como agente secreto del espionaje británico, fue publicada en 1928 y está compuesta por una serie de relatos, algunos encadenados entre sí, en tanto que otros pueden leerse independientemente. Refleja las miserias y también la rudeza del oficio, como en el cuento El griego, en el que se asesina a una persona por error, pero también la vulgaridad de la vida de algunos agentes, que viven de inventar informes para obtener un pequeño beneficio, como en Gustav, un espía que vive una tranquila vida hogareña, inventando informes… Quizás el mejor relato es El traidor, la historia de Grantley Caypor.

jueves, 1 de marzo de 2012

El miedo. Federico de Reoberto


Federico De Roberto nació en Nápoles en 1861 en una familia noble. Obtuvo el título de contable en un instituto técnico, pero su pasión por el latín y la cultura clásica le llevó a dedicarse a su estudio. Fue crítico y periodista, publicando en revistas de Catania y Roma. En una época de su vida, vivió en Milán, formando parte de un grupo de intelectuales y publicando narraciones en el Corriere della Sera.
Escribió obras veristas sobre la desintegración de la nobleza y los intentos de la burguesía de ocupar su lugar; también escribió narrativa intimista de análisis psicológico, tema que le interesó notablemente. En general, su estilo es naturalista y realista, pero sus colecciones de relatos dan cuenta de una profunda búsqueda formal; son: La sorte (1887), Documenti umani (1888) y Processi verbali (1890). Su obra cumbre, Los Virreyes (1894), forma parte de una trilogía compuesta además por L’Illusione (1891) y L’Imperio (1929). Volvió a Catania donde trabajó de bibliotecario hasta el fin de sus días, ya que sus obras no fueron reconocidas en su época. Murió en Catania en 1927.

La obra.- El miedo narra la agonía de un batallón italiano cuyos soldados, ocultos en las trincheras, tienen que salir a campo abierto para recuperar una posición perdida, sabiendo que la muerte les espera a poco de abandonar el hoyo donde se encuentran, dado que un francotirador los abate tan pronto como ponen un pie en tierra de nadie.
Publicada en 1921, se trata de un breve relato, una “micronovela” (apenas cincuenta páginas), que, con un ritmo ágil y un aumento progresivo de la tensión, camina inexorablemente hacia un clímax brutal y sobrecogedor. De Roberto nos describe de forma magistral un episodio que seguro se dio con frecuencia en los distintos frentes de la I Guerra Mundial; el paso del tedio insoportable de las trincheras a la tensión de la espera de un ataque o una muerte que se sabe cercana; una corta obra de teatro en un acto sobre el espanto de dejarse matar o la obligación de matar.

Saki

Hector Hugh Munro (Saki) nació en 1870 en Akyab (Sittwe, Birmania), hijo de un inspector general de la policía imperial de Birmania (en aquella época, parte de la India británica) y nieto, por ate de madre, de un contraalmirante de la Marina británica. Estudió en Inglaterra y en 1893, Hector consiguió un puesto en la policía militar de Birmania; pero su salud no soportaba el clima tropical y regresó a Inglaterra y comenzó a ganarse la vida como escritor, publicando s primer cuento en 1899, así como obras históricas. Desde 1902 inició una carrera periodística en un diario conservador, como corresponsal en los Balcanes, Varsovia y San Petersburgo. A partir de 1908, a la muerte de su padre, retornó a Londres y se centró en su carrera como escritor. Es autor de varios libros de cuentos (Reginald, Reginald en Rusia, Las crónicas de Clovis, Animales y Superanimales) y dos novelas: The Unbearable Bassington (1912) y When William came (1914).
En 1914, al estallar la Primera Guerra Mundial, Hector, que contaba cuarenta y tres años, y su hermano Charles un año mayor, se presentaron como voluntarios, a pesar de que, por su edad, estaban exentos de servir en el ejército; Hector se alistó como soldado raso, aunque podía haberlo hecho como oficial. En 1915 fue enviado a Francia, donde murió un año después, en un amanecer de noviembre de 1916, a causa de un disparo de un francotirador, en la batalla de Ancre. Después de su muerte se publicaron otros dos libros de cuentos: Los juguetes de la paz y El huevo cuadrado.
Los biógrafos de Saki nos dicen que era conservador, dado al antisemitismo y la misoginia, y homosexual. Además parece que era un gran admirador del poeta persa del siglo XII Omar Jayyam, del que pudo haber tomado la palabra “saki” (en persa, “copero”, que aparece en uno de sus versos) como su pseudónimo. Pero esto no está del todo claro… Lo mismo que su personalidad: si sus cuentos más conocidos muestran una estética decadente y esteticista (una sensibilidad al estilo “Oscar Wilde”), parece haber pretendido transformarla hacia el final de su vida en una ideología hipermasculina y militarista. (Seguimos aquí las indicaciones del prologuista de la edición de sus Cuentos completos, Juan G. López Guix)